#ElPerúQueQueremos

Only time

Publicado: 2011-05-22

Este post fue escrito hace ya varios años cuando vivía una etapa bien tristemente cojuda: desempleado y abandonado. La verguenza me embarga, pero igual lo publico porque me da flojera publicar otra cosa. Y dice asi:

"Who can say where the road goes? Where the day flows? Only time. And who can say if your love grows, as your hearth chose? Only time" . Enya

Enero. Miércoles. Tres de la mañana. Estoy picado, seis cervezas son las culpables. La desempleabilidad me permite darme esos gustitos. Todos duermen en casa. Estoy feeling. La culpable final de mi estado catatónico de melancolía es Enya. Me la han presentado hace un par de horas recién, y me ha cagado.

Todo empezó el día anterior. Abatido por la ausencia de esperadas llamadas laborales, y aburrido de mi vida solitaria, sedentaria y en slow-motion, abrí el cajón de los dividís para buscar y ver una pela para perder mi ya perdido tiempo y para justificar mi ocio injustificable. Agarré una al azar, la metí en el dvd, apreté no pocos botones, y me senté en mi sofa rojo, con un chocolate italiano y un vaso helado de limonada, a ver la película. Me gustó, me identifiqué, lloré.

Dicha película brotame el alma cinéfila, así que invito a mi mamá al cine. La invito sin reparos. No es la primera vez. Me gusta ir al cine con mi mamá, pero lo que más me gusta es ver a toda esa plaga de enamoradizas y jovenzuelas parejas que me miran admirados por ese amor filial que poseo y demuestro, y que ellos, tal vez, nunca demostrarán. La película me gustó, me identifiqué, lloré.

Al llegar a casa, llamo a alguien especial, pero me responde con indiferencia, me lo merezco. Entro al messenger, pero como siempre no tecleo con nadie. Me inunda una sensación de aburrimiento, tristeza, desgano y molestia. Es la sensación que me ha acompañado los últimos meses. Sin mucho que hacer, y apoyando a ese masoquismo inquebrantable que me carcome, entro al Facebook y me pongo a leer poemas románticos y sufridos. Me dan ganas de llorar. Lloré. 

Voy a la cocina, abro la refrigeradora buscando algo de comer, pero encuentro mucho por tomar. Un six pack de cervezas, que descansan inmóviles en una esquina de la refri, me miran con lujuria. Tómame, parecen decirme. Como no soy de piedra, atraco sin dudar.

Cinco cervezas despúes, y ya con muchas neuronas asesinadas por el alcohol, una amiga, amiga de mi eterno amor platónico, me empieza a hablar por el messenger. Me cuenta que la cagó. No la culpo. Todos lo hemos hecho. Le pregunto sobre su amiga, mi amor platónico. Su respuesta no es alentadora.

El amor, sus injusticias e inmerecimientos hacenme recordar las películas que ví y me hicieron llorar. Me pregunto porqué es tan difícil amar a quien se merece. Abro la sexta lata de cerveza. Pienso en mi pasado, mi presente y mi futuro. Le doy un generoso sorbo a la lata, y me pregunto hasta cuando durará esto. Enya me responde: sólo el tiempo lo sabe.


Escrito por

elchatodaniel

Cholo, chato, feo, gordo


Publicado en

Desekilibrios Razonables

... o cuando las pasiones viajan de prisa