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Apuntes de Madrugada (o cuando escribes un post tan malo que no sabes qué título ponerle)

Publicado: 2010-12-07

Este post fue escrito un sábado de Junio de este año mientras el escribidor penaba en su casa y sus ideas dormían en el averno. Perdonen ustedes el atrevimiento de publicar esta mierda.  

Es la 1:50am, osea diez minutos para las dos de la madrugada, según mi plateado y barato reloj italiano. Si mi falible memoria no me falla debe ser el sábado número 26 del año, es decir estamos justo en la mitad del año. El día en que los días que faltan para terminar el año son exactamente iguales a los que ya pasamos. Osea faltan 26 semanas para despachar al 2010, 26 juergas más, 26 resacas más, 26 caldos de gallina más, 26 cajetillas de cigarro más, 26 whiskis más y, claro esta, 26 polvos más (aunque, siendo optimista, espero que sean siquiera un par más, y ojala que mi nueva colonia "Pulso" de Christian Meier, que mi mami regalóme en mi cumpleaños para disimular mi fealdad, me ayude).

Ya son las 2:10am (lo que significa que me demoré 20 minutos en escribir el párrafo anterior). Estoy sentado en una vieja silla de madera que amenaza con abrirse de patas en cualquier momento, y frente a la laptop más cara, lenta y desesperante del planeta tierra y balnearios, tomándome unos sobrantes y heladísimos red bulls, que se salvaron de ser mezclados con el Chivas Regal de 18 años (azul) que no tan humildemente me regaló mi amigo Christian en mi santo.

Son las 2:20am. Lima está fría, pero gracias a mi pijama de Stewie Griffin, mi ovalado cuerpo puede darse el lujo de mantenerse tibiecito, no así mis orejas y mi espinillada nariz. Mientras sigo pensando qué carajos escribir, escucho a mi vieja toser despierta, está esperando a su hija, mi hermana, que llege sana y salva de algún lugar pituco de Lima, mientras su otra hija, mi otra hermana, arde en fiebre. Me pongo a pensar en su otro hijo, osea en mí, y me dan menos ganas de ser papá.

Son las 2:26am, y a propósito de Lima, la horrible. Me pregunto hasta cuando seguirá siendo eso, la horrible. Porque me perdonarán los limeños, pero Lima es una ciudad de mierda. Una ciudad de mierda con gente; o quizás una ciudad con gente de mierda, que la hace mierda; o tal vez ambos: una ciudad de mierda con gente de mierda. Me pregunto si alguna vez fue una ciudad decente, y llego a la conclusión que nunca más lo será, una mierda. Felizmente soy talareño.

Son las 2:30am, y esta silla de mierda no se rompe, por mas columpiadas y frotadas de poto que haga, nada. Se mantiene chasqueando, crujiendo, chillando, aguantando a éste especímen de metro sesenta pero con casi setenta kilos de grasas saturadas a cuestas, repartidas casi en su totalidad entre cachetes, papada y panza, lo que hace más deforme mi deforme cuerpo. Me pregunto cuánto más aguantara, ¿o acaso es verdad que he bajado de peso?

Son las 3:05am, y a proposito de bajar de peso, acabo de regresar del baño de bajarme las enchiladas que me empujé ayer saliendo del trabajo. Con libro en mano y cigarro en la otra, me senté en el frío y blanco trono, tranquilo y en paz, a filosofar. Espero nomás que ni Bryce Echenique ni el adorable y orejón Julius se molesten por haber usado sus entretenidas, pirateadas y ya leídas páginas 122, 123, 124, 125, 126, 127, 128, 129, 130 y 131 del libro para limpiarme los restos de caca de mi trasero. Es que este Alzheimer de mierda hizóme olvidar cambiar el rollo de papel higiénico. Espero que este pujante y natural ejercicio diario sirva de inspiración para poder escribir algo decentemente interesante.

Son las 3:17am, y ya con tres kilos menos, me propongo a escribir, pero mi hermana acaba de llegar con varias amigas en un estado acrobático, y entran a la casa riéndose y gritando como si fuera mediodía, lo que genera automáticamente los ladridos atemorizantes, feroces y vigilantes de Calí, mi chihuahua. Tamadreando a las amigas rubias y pitucas de mi hermana, me echo sobre mi cama, veo el techo de mi cuarto, y me pregunto cómo los insectos se las ingenian para pararse de cabeza.

Son las 3:36am, y mi laptop de mierda se colgó, la mierda ésta entró en shock y murió. Y si las matemáticas no me fallan, se ha demorado diecinueve minutos en volver a cargar, un record de lentitud sólo comparable con las lentas estrategias de seducción de su dueño.

Son las 3:40am, y me doy por vencido, me doy. Nosé qué escribir. Mejor me voy a dormir, caleta, escuchando los primeros cantares de los pajaritos madrugadores; admirando la fortaleza de esta vieja silla y la ingravidez de los insectos; maldiciendo a las amigas borrachas de mi hermana, y a mi laptop, y a los red bulls y a mi increíble abstinencia de ideas; y esperando que la maca  (que religiosamente estoy tomando todos los días) y mi colonia "Pulso" hagan mi sueño, de las 26 polvos, realidad.


Escrito por

elchatodaniel

Cholo, chato, feo, gordo


Publicado en

Desekilibrios Razonables

... o cuando las pasiones viajan de prisa