#ElPerúQueQueremos

El arte de cagar... la

Publicado: 2010-11-10

"De los placeres sin pecar, el más dulce es el cagar, con un periódico extendido, y un cigarrillo encendido queda el culo complacido, y la mierda en su lugar...". Anónimo.

Cagar es rico. Es muy placentero sentarse en el trono de tu baño y, con periódico, revista, celular o cigarrito en mano, sentir esa emoción orgásmica de expulsar y despedir pujantemente esas inservibles comidas que habitan en tu intestino grueso. Y es más placentero aún cuando ese orgasmo cacal es consecuencia de un buen buffet criollo, o de una empachada de pizzas o kentuckis, o, principalmente, de una alcoholización ronera.

Es natural cagar. Yo cago, tu cagas, el caga, ella caga, ellos cagan, la miss Universo caga, el Papa caga, tu vieja caga, tu enamorada también caga, el perro caga, la cucaracha caga, el piojo caga. Todos cagamos, uno más que otros. Yo, por ejemplo, cago dos veces al día, hay gente que caga dos veces a la semana, otros que no cagan casi nunca y se estriñen, pobrecitos. Es normal cagar, es rico, es una necesidad fisiológica, básica, inevitable, diaria. Sino cagamos, nos morimos.

Pero lo que es innecesario, no es rico, no es básico, es evitable, feo, anormal y realmente asqueroso, es cagarla. Según la real academia de los riobas y balnearios peruanos: cagar es hacer mierda, y cagarla es hacer mierda a alguien.

Sin embargo, mucha gente cree, perdón, creemos, que ambos verbos, cagar y cagarla, son iguales. Me explico, hay gente que caga gente como si estuviera cagando en su water. Tienen esa facilidad de hacerlo. Sienten la necesidad de cagar gente como si estuvieran con diarrea. No están felices si es que no cagan a alguien.

Yo tengo el arte de cagar rico, y lo disfruto. Pero también tengo el "arte" de cagarla, siempre y bien cagada, y eso no lo disfruto. Y aunque después trate de subsanar mi cagada, ya la cagué, ya fui.

Los que solemos cagarla muy a menudo, nos escudamos en la inmadura y lamentable excusa de decir que lo hacemos sin pensarlo, sin intención, sin darnos cuenta (a diferencia del cagar, que sí lo hacemos con muchas ganas, pensándolo, y conscientes de que estamos cagando). Es decir, de victimarios cagadores queremos pasar a ser unas inofensivas víctimas cagadas.

Y es increíblemente increíble la cantidad de veces que la cagamos en poco tiempo, a pesar de nuestros vanos juramentos. Seguimos haciendo daño a la gente, con impunidad. Seguimos sin desatorar nuestro cerebro, sin aprender la lección. Somos unos cagadores sin curación, unos inefables cagones.

Y no es sólo eso. Cuando cagas, lo usual es bombear o jalar la palanca para dejar el water limpio, como nuevo; y si tu caca fue un submarino titánico insumergible, pues desatoras. Pero muchos al cagarla (me incluyo), ni siquiera se esfuerzan por bombear, menos por desatorar, te dejan como water estornudado por un culo, como trono de baño público. No hacen nada para remediar su error. El simple perdón ya no vale, ya pasó de moda.

Hace mucho tiempo, cuando estaba con una diarrea-salmonella-cólera-amebiasis espantosa que me enviaba al trono cada media hora, mi mamá me dió una pastilla milagrosa para dejar de cagar tanto, y funcionó, dejé de cagar. 

¿Alguien tiene alguna pastilla para dejar de cagarla? Si alguien sabe de ella, les ruego información, cien mil o un millón, yo pagaré.


Escrito por

elchatodaniel

Cholo, chato, feo, gordo


Publicado en

Desekilibrios Razonables

... o cuando las pasiones viajan de prisa